lunes, 26 de noviembre de 2012

VERANO CALIENTE



Los hechos narrados aquí no tienen porqué ser estrictamente fieles a la realidad. Simplemente representan la perspectiva de quien escribe esto, persona poco afecta a la playa y a emprender viajes en familia.















La morocha sabe que está buena, a esta hora de la tarde su cuerpo tendido en la arena sobre un toallón verde es el gran acontecimiento de esa tarde. Todos quieren entrar en contacto con ella, desde la fina arena recubriendo sus ojotas de madera de sándalo, el mar que muere voluptuoso en la playa, depositando surfistas y peces muertos, el sol candente que quema su piel en forma pareja, cuidando en no dejar un rincón sin ese perfecto bronceado que todo hombre en diez playas a la redonda ya ha notado, y toda mujer envidia hasta volverse verde. Es que la morocha no es una más. Es el centro. La quintaesencia de ese verano, que ha venido más caluroso que todos los recordables, un ícono, una marca distintiva de ese balneario y esa playa, ella está ahí y sabe que todos la miran.
Pero ella trata de no darse cuenta, hacer como que no ve al resto del mundo verla, sabe que está desnuda (su psique, su cuerpo está cubierto por una tanga y una malla diminutas) y que nadie va a pasar a su lado y quedar como si nada, indiferente a tanta belleza. Ella, tras sus lentes negros, su boca untada con aceite de cacao, sus manos de uñas perfectas, lee un libro: “Las venas abiertas de Latinoamérica”, de EDUARDO GALEANO, en su Discman suena el último disco de LA VELA PUERCA. Se los compró en el Shopping antes de iniciar sus vacaciones. También tiene un libro de GARCÍA MÁRQUEZ y un disco de MANU CHAO. “GALEANO  es un gran escritor, y un gran filósofo”, le comenta siempre su padre, Representante Nacional por Montevideo, por el Partido Comunista.
La morocha también sabe que están las cámaras de televisión, que un móvil ya pasó dos veces en esa tarde y aún no la han notado, pero en cualquier momento va a frenar y va a salir un camarógrafo en bermudas y sandalias a realizar tomas del paisaje, y ella va a estar ahí.
Pero el camarógrafo ya la filmó, le hubiera gustado que ella se  levantara del toallón y caminara hacia el agua. Entonces habría filmado su espalda a contraluz y con los reflejos del agua como fondo. Lo felicitarían por su trabajo y llegaría contento al hotel de 2 estrellas que le paga el canal para que duerma cuando no es horario laboral.
Los pescadores atraviesan toda la playa con tal de verla, las rubias pasan y hacen un mohín, cualquier hombre acompañado por una mujer recibe invariablemente un pellizco en el medio de la espalda, aún cuando ni siquiera hayan desviado la vista hacia el cuerpo ahí tendido. Las rubias no quedan bien bronceadas, se vuelven rojas, y la piel llena de pecas. Ella en cambio está casi marrón y sabe que tiene dos semanas más para perfeccionar su color. Deja su libro, se saca los auriculares, se levanta, una masa de curvas perfectas de un metro ochenta de estatura, se suelta el pelo y sacude su cabeza. Sabe que con ese movimiento, ahora sí, nadie va a quedar sin verla, y un extranjero con mucho dinero va a codiciar sus curvas. Ella lo sabe, y espera tranquila a su presa.


No lejos de allí, unos 200 kilómetros en línea recta, esa madrugada, una familia iba por una ruta de circulación nacional. No iban hacia el Este, por lo caro de sus balnearios y porque estaba todo lleno de gente, si no hacia el norte, a un camping gratuito al lado de un río. En la camioneta, una Chevrolet del 51 llevaba un cordero carneado, comida para varios días (fideos, arroz, conservas enlatadas, verduras), colchones, lonas para la carpa, la parrilla, dos damajuanas de vino tinto. En la caja descubierta también iban nueve personas (dos ancianos, suegros del conductor, tres adolescentes, un niño de un año y medio, una pareja y un joven de 22 años). En la cabina iba Javier y su esposa. Ella cebaba mate y él hablaba de sus problemas en el trabajo. Habían estado discutiendo acerca de los padres de ella, los ancianos que viajaban atrás, y su hijo. Él siempre se quedaba a cargo de sus abuelos y temían que lo estuvieran malcriando.
Hacía rato que Javier hablaba de su Supervisor, y de que no le quería dar la licencia, en ese momento miraba a su mujer y le pasaba el mate. No se fijó en el camión con el que se iban a cruzar. De improviso el camión se abrió de su senda. Javier solo vio las luces cuando estaba a menos de 60 metros, muy poca distancia para que la vieja Chevrolet pudiera reaccionar, tirarse de la banquina, abrirse él también de senda, o algo, para evitar lo que ocurrió.
El camionero, un joven de la edad de Javier, también casado y con un hijo de la misma edad, no había dormido más que tres horas en las últimas 36, ya era la tercera vez en 2 días que pasaba por ese kilómetro.

Esa noche, en el noticiero, como nota de color pasaron a la morocha tendida en la arena, leyendo el libro de GALEANO. La nota central fue el choque entre la camioneta y el camión, al día siguiente harían una cobertura completa del sepelio. De las once personas de la camioneta murieron nueve.

La nota de la morocha era el cierre del noticiero. “Así está el mundo amigos”, fue el saludo habitual del conductor. Hizo un mohín, y el lunar al lado de su boca se movió un poco hacia arriba. Se sacó los lentes apenas comenzó a sonar la música épica y se apagaron las luces del estudio.

ASÍ ESTÁ EL MUNDO AMIGOS.-

martes, 27 de marzo de 2012

Juan

Juan es un uruguayo típico. Esta frase sólo la entiende un uruguayo típico, o un argentino que nos aprecie mucho. Como típico, Juan lo era bastante: Trabajaba en una oficina pública haciendo tareas insignificantes, adoraba el dulce de leche y el asado, jugaba al truco en el bar e iba al estadio como sus mayores diversiones. Contaba los días para jubilarse, se quejaba de todo y siempre se estaba prometiendo empezar la dieta "El lunes que viene". Tenía otras virtudes y defectos de Uruguayo típico, las que no vamos a detallar aquí por no aburrir al lector, la que nos interesa es su relación con el mate. Juan tomaba mate. No era cualquier mate, era el que su padre le había regalado cuando Juan no llegaba a los Veinte y se lo hizo curar, cuidar y usar frecuentemente durante años. Se lo hacía preparar todas las tardecitas, cuando ambos llegaban de sus trabajos y se sentaban en el patio del fondo, bajo la parra, en dos sillas de playa iguales, esperando la cena. Juan debía cebarle a su padre y tomarse algunos para acompañarlo. Durante años, Juan detestó cada mate que tomó con el viejo conversando en largos monólogos de fútbol y política. El sabor amargo, las primeras chupadas al darlo vuelta, el estómago lavado, con el chirle sabor ácido que le revolvía las tripas, los desvelos hasta las tres de la mañana por culpa de la mateína y después andar todo el día como quién se cruzó con el fantasma de Obdulio, hasta encontrarse otra vez con su padre a matear bajo la parra.
Así durante años, hasta que un día, una tardecita, se encontró solo en el fondo de su casa, con un mate pronto, el gesto inmediato e insconsciente de extenderlo a su izquierda y recordar una vez más la silla vacía a su lado. Su padre había muerto, y nunca más habría mates obligados. Reconoció que era mucho lo que le quedaba de su pasado, que no solo era el mate, eran las charlas, la fraternidad, una relación con un intermediario privilegiado entre padre e hijo. Y descubrió que le gustaba, que el mate era un buen compañero de soledad y también unificador en un grupo de amigos. Empezó a llevarlo a todos lados; al estadio y convidaba a sus vecinos de banco; a la oficina y se convirtió en el mejor cebador de su sección; a lo de sus amigos y en general a todo lugar que iba llevaba su mate ya pronto con el termo en la otra mano. El mate de Juan no era cualquier mate, era redondo, con una pequeña deformación en la base que permitía mantenerlo parado sin necesidad de posa mate, amplio, con el tamaño justo para tomarlo solo sin aburrirse y no demasiado pequeño como para convidarlo en una barra grande de amigos y que le durara. No tenía ninguna inscripción en ninguna parte, no decía: "Recuerdo de uruguay", ni tenía un gaucho domando un caballo o estaba recubierto de cuero con forma de pezuña de vaca. Era un mate sencillo, pura calabaza lustrada entre antas manos. Y Juan adoraba su mate, jamás permitió que alguien más lo cebara o preparara. Al aprontarlos, con suavidad le ponía la mano sobre la boca, con las tres cuartas partes llenas de yerba y lo inclinaba como quien ofrece un trago de agua a un niño chico. Mezclaba en un vaso agua mitad caliente mitad fría, nunca dejaba el agua de la caldera hervir.
Una tarde se fue a la rambla con una amiga Porteña, de esas que vienen a Montevideo a "sentir la tranquilidad de una ciudad chica". Estaban discutiendo, cuando no, acerca del origen del Dulce de leche, la porteña, bastante cabrona por cierto, fue a tomar un mate que le había tendido Juan, que no perdía la costumbre de cebar así se cayera abajo la embajada Yanqui, cuando un movimiento brusco de la muchacha hizo rodar el mate por el granito y fue a caer justo sobre una roca, cinco metros más abajo. Como un sapo aplastado, así quedó el mate de Juan, con los restos de cáscara esparcidos en abanico y la yerba tiñendo de verde las piedras mohosas. La porteña no entendió el porqué del ataque de nervios que le vino a Juan ni porqué casi se tiró de cabeza a rescatar lo irrescatable. Con mil vueltas logró bajar por una escalerita y, esquivando las bolsas de plástico, las medusas secas en la base interna de la rambla, los preservativos flotando y los cangrejos, llegó hasta el cadáver de su mate. Lo único que quedaba intacto era la bombilla. Miró hacia arriba y vio a su amiga porteña reírse a carcajadas de su aspecto de niño que perdió a su madre. Nunca más le dirigió la palabra.
Durante meses, Juan no tomó más mate, no quería violar el recuerdo de su viejo y querido porongo poniendo su boca en cualquier bombilla forastera, sus manos en una calabaza recubierta de cuero o pintada de celeste. Buscó y buscó, en vano, por plazas, ferias y puestos de artesanías, ese mate, uno igual y casi perfecto como había sido el suyo. No había forma. Ahora todos los mates estaban recubiertos de cuero, con feos dibujos tallados a máquina, quemados con fuego, pintados de colores de cuadros de fútbol o, la aberración más absoluta, hechos de vidrio o de silicona.
No había mates como el que él quería, optó por el autocultivo. En el fondo de su casa siempre hubo un cuadrado de diez por quince, su padre siempre proyectaba hacer una quinta, y nunca plantó ni siquiera un perejil. Con paciencia desmontó y carpió, abonó lo suficiente y ahí plantó calabazas, con semillas compradas en una veterinaria y con información que sacó de un almanaque del Bando de Seguros. Confiaba en que con mucha suerte sacaría 300 o 400 calabazas y podría elegir a gusto y mandaría cortar (o cortaría él mismo, como al fin hizo) el mate que estaba buscando. Nunca imaginó lo difícil que sería. El primer año se pasó con la cantidad de agua y abono y las calabazas quedaron gigantescas, más que mates, parecían ollas. Al segundo una plaga de chinches agujereó y pudrió la mitad de la cosecha, pudo rescatar diez o veinte demasiado pequeñas para poder meterles una bombilla. Al tercero hubo una buena cosecha, Juan instaló un taller en su living y cortó y pulió cerca de mil mates, ninguno lo convenció. Un amigo preocupado lo encontró una tarde rodeado de calabazas, mirando con ojo de joyero uno a uno los porongos y dejándolos en una pila tan alta como un hipopótamo. Ese mismo amigo fue el que le recomendó un intermediario para que los vendiera. "Con una condición; dijo Juan; que no les hagan nada en la cáscara ni lo recubran con nada". Decenas de turistas Brasileros, Suecos y Yanquis se fueron fascinados a sus países de origen, con mates lisos, sin nada que recordara donde habían estado ni para qué servían esas vasijas vegetales, contentos de poder contárselo a sus amigos curiosos. Año tras año Juan sacaba miles de mates, los cortaba, los pulía, ninguno lo convencía. Luego los vendía cada vez a mejor precio. Con ese dinero pudo dejar su trabajo, comprar una chacra en melilla, instalarse un galpón, contratar personal. Nadie más pudo jamás vender más mates que los de Juan. Eran mejores, no tenían inscripciones que los afearan y la cáscara tenía un color parejo, sin manchas. Año a año la producción matera de Juan fue creciendo y él se convirtió en un próspero empresario que empezó a dictar seminarios, a recorrer Argentina, Brasil y Paraguay llevando sus mates perfectos, salió en la tapa de revistas, se filmó un documental acerca de su vida.
Un día, ya muy viejo, un periodista le preguntó acerca de su pasión por el mate y comentó: "Debe ser usted un gran tomador de mate". Juan miró al piso, rememoró su primer mate, la parra y su padre, suspiró y tragó saliva antes de contestar: "Hace cuarenta años que no tomo un mate".-

viernes, 24 de febrero de 2012

Tributo

Al principio fue todo muy sencillo: Sonreír sin motivo mirando los videos en la pantalla gigante, recostado a la pared con el vaso en la mano, "Tómate tu tiempo, apúrate, Vos elegís, la chance es tuya, no te tardes". El porro parecía acrecentar el efecto del litro y medio de rosado que se bajaron en menos de veinte minutos, antes de entrar. Sonreía más que nada por la sensación de flotar, el éxtasis positivo de la música a todo volumen lo aturdía aún más.
Pero ahora, con la primer banda tocando, todo había cambiado. Las casi doscientas personas en el local para cien se habían agrupado en un único animal de cabezas, piernas y brazos que buscaba desgarrarse internamente con golpes, codazos, saltos y giros al vacío. Y esa chica, casi niña, esa Polly, con las tetas recién formadas y como buscando manos acariciadoras, puesta ahí, en el medio del pogo que de a ratos se volvía una fuerte marejada, mirando un tanto asustada (seguro que no esperaba tanta violencia, conocería dos o tres canciones, las que pasaban en la MTV todos los fines de año, o el Unplugged y habría pensado: "estaría bueno ir"), sonrió de nuevo entre cada sacudida, se acercó lo más que pudo, ella intentaba llegar a la baranda de madera que protegía el escenario demasiado bajo y logró ponerse al lado de un grandote con barba que aullaba por sobre la multitud, desgarraba su garganta, imitaba al rubio que se había volado los sesos. Para él no había pogo, no había barbudo, no había banda tocando, había solo la chiquilina aferrada a la baranda de madera que soportaba las idas y venidas del monstruo del fondo a la delantera del local, una náufraga dejándose llevar por una ola de carne sudada. Al final se pudo acercar a ella y la rodeó con los brazos, agarrándose a la baranda por ambos lados, intentando no tocarla, coreando: "No te dañes a ti misma, busco ayuda para ayudarme, ella está aburrida de mi", cuando sintió el codo en la nuca. Fue solo un fugaz revuelo de chispas fosforescentes que se le vinieron encima, el dolor le hizo despejarse un poco, no buscó al que le había pegado, total, estaría tan colocado como él. Se sintió bien de pensar que ese codo podría haber ido para ella, y que él la había protegido.
Al barbudo gigantesco le dieron un botellazo en la nuca y cayó hacia atrás, con los brazos en cruz, como un cristo embalsamado, a pesar de que la camisa leñadora había amortiguado el golpe. La banda quiso parar, porque era primo del bajista, pero ante los insultos y las amenazasm debieron seguir mientras dos securitys sacaban al peludo en andas.
Logró acercarse a la Polly a la salida de la primer banda, por un breve instante la masa que buscaba el aire fresco exterior los amontonó contra una pared y él le hizo una seña para que le prestara atención y le dijo, fuerte y sin gritar: "Seguro que a vos te gustan todas las canciones bonitas", pero ella lo miró y le hizo un gesto con toda la cara y las manos como diciéndole: "¿De qué carajos me estás Hablando?", y él, desilusionado, comprendió que lo mejor era irse con sus amigos, que lo esperaban, del otro lado de la vereda, tomando el vino que habían decidido comprar con la plata de las entradas.
Tomó más vino, prendieron otro porro. Segunda banda, más descontrol, volver a salir, esta vez sin heridos graves. No la vio.
La encontró sentada al otro lado, en un zaguán. Estaba con otras dos Pollys casi iguales a ella, rockeritas adolescentes. No había visto a las amigas adentro, tal vez recién llegaban. Ya se había dado cuenta que ella lo miraba con insistencia, pero no se atrevió a cruzar para ofrecerle una pitada, primero por sus amigas, y segundo porque no sabía si era mayor de edad y tal vez hubiera ido con alguien que la estaría vigilando desde algún lado. Se imaginaba y pensaba cruzando la calle ofreciéndole una pitada y ella sonriente pero al fin se quedaba quieto en el lugar, como clavado, y tampoco ella se movía, así que pasó el porro para el que lo esperaba, con el papel pronto para la tuca. Volvió a tomar, caminó hasta la esquina, meó contra un árbol y se apuró a entrar cuando sintió los acordes, lentos y pesados, de la última banda.
Adentro todos estaban quietos, como esperando el momento, la banda era buena, y mucho. No había pasado aún, pero llegaba el momento de tocar ESA canción.
Se metió como pudo, fue empujado hacia adelante en el primer ataque de guitarra, como un pez nadó entre la gente hasta el escenario, llegó antes de que comenzara el primer golpe de batería, allí estaba ella, la rodeó de nuevo, se dejó llevar, sintió sus nalgas haciendo fuerza hacia atrás y frotándose contra su pija inexplicablemente parada, todo el diminuto cuerpo intentando separarse de él. Lo poco que duró el momento lo pudo disfrutar, pero todos volvieron al fondo del local, hubo más espacio y ella se le escapó, el animal empezó de nuevo su proceso de autodestrucción, con saltos, golpes, codazos y patadas. De nuevo la marejada, los sacudones, unos pocos locos tratando de treparse al resto para el Mosh consagratorio, que nadie quería brindar. La voz sonó limpia y sin falsos desgarros en la nota: "Ahora cargá tus armas, invitá a tus amigos, es divertido perder y pensar que no…", él estaba sacudiendo su reciente melena cuando sintió otra vez la llamarada de chispas y ahora la nariz chorreaba un líquido espeso que parecía gris cuando se dio cuenta que le habían partido el tabique y aflojado un diente. No se desmayó, pero se dejó caer hacia atrás sobre la chica, que lo esquivó, y la baranda de madera lo contuvo a medias.
Ella se asustó y pidió ayuda, no lo reconoció, no le importaba. Alguien vino de la barra y lo tomó en andas, separándolo del resto del animal que volvía a recomponerse para un nuevo desgarro y más patadas, más sacudidas. Lo dejaron en un zaguán, la cabeza hacia abajo, justo cuando "un mulato, un albino, un mosquito". El del boliche volvió a entrar, a buscar agua oxigenada y llamar a la ambulancia.
"¿Te duele?", sintió la voz, ronca y asustada, no pudo responder, solo sonrió, supo que era Ella, se sentía tan bien, tan bien, "era horrible, pero bien, domingo a la mañana era todos los días", esperaba verla, sola ahí parada, prestándole atención, no levantó la cabeza hasta que preparó una frase que le hiciera sonreír, a pesar del triste espectáculo de su rostro ensangrentado. Entonces la miró.
Estaba con alguien más, que la abrazaba por la cintura. Cuando por fin consiguió enfocar la vista, creyó alucinar, pero era ÉL, con la sonrisa perdida, el pelo rubio, largo, la barba desprolija sobre el mentón redondeado y su cara de Jesucristo de fin de siglo veinte, mirándolo con simpática atención, otro de sus fans que seguro pensaban que él estaba muerto. Pensó en el efecto del porro y el rosado berreta, pero ahí estaba, con ella en brazos, también intoxicado, sin saber demasiado porqué estaba ahí, más allá de haber ido a buscar a su novia al tributo. Cerca, doblando la esquina, se escuchaba la sirena de la ambulancia….
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Se tanteó la nariz antes de abrir los ojos. Cuatro pisos más abajo pasaban autos por la avenida, frenando en el semáforo y volviendo a arrancar, podía sentir los motores esperando, la clara mañana de domingo se le colaba por las hendijas de la persiana. Tanteó el emplasto de vendas y el corrector nasal, sólo podía respirar por la boca, estaba de espaldas en su cama, con dos almohadas a los costados. La remera ensangrentada se había pegado a los pocos pelos en su pecho. En la semipenumbra de su cuarto distinguió el afiche de su banda favorita pegado exactamente sobre su cabeza, en el techo. Entrecerró los ojos imaginando que Kurt le sonreía en el cartel, sintió la voz de su madre llamándolo a almorzar, LO QUE FUERA, NEVERMIND.-

sábado, 26 de noviembre de 2011

VADEMECUM: Frases célebres

Cortita y al pie:
Tengo un par de frases de cabecera que me gusta utilizar en situaciones puntuales y para dar muestra de lucidez y gran inteligencia. (algunos resumirán lo anterior como0: PEdantería). Y bueno, qué se le va a hacer, uno es un pichón de intelectual y trata de hacer todo lo posible para lograr que algún día me hagan una entrevista y poder soltarlas.

#1- "Si la industria automotriz mundial se rigiera por mentes uruguayas, todo el mundo seguiría manejando una camioneta Indio"

#2- "Tener plata es como tener un montón de arena, o hacés algo con ella o se te la lleva el viento"

#3- "Un día se va a levantar Artigas de la tumba y va a encaminar un éxodo Zombie al Paraguay. Yo lo sigo"

#4- "La puta madre Beethoven, quién te mandó componer Para Elisa solo con tres notas de piano. ¿No podías haber metido algún violín?, así no te lo convertían en ringtone de llamada en espera"

#5- "La izquierda uruguaya es como la Coca-Cola: Un gran invento"

lunes, 11 de octubre de 2010

Tiempo al pedo

Pasar tiempo al pedo implica desperdiciar segundos vitales.

Una de las limitadas posibilidades de ser alguien mejor en este mundo se esfuman.

Un libro menos que no leemos.

Una buena acción menos que no realizamos.

Una persona más a la que no hacemos feliz.

Por eso odio pasar tiempo al pedo.

Actualizar este blog es tiempo al pedo, porque nadie se toma el trabajo de leer qué puse y porqué lo puse, ni para quién lo puse.

Tampoco soy el centro del universo.

Hoy me llamaron de “Loco de mierda”, “Egocéntrico” y “Parásito”.

Qué mal se siente.

Reflexiones acerca de poseer un reloj

". No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj" - J. C.

Cuando ya estaba más que acostumbrado a la idea de consultar la hora en mi celular, decidì rescatarlo del abandono del fondo del cajón e invertir el equivalente a diez dólares en una correa nueva, de cuero y una pila decente, de esas con garantía. "Un milagro" dijo su médico, había sobrevivido a no menos de cinco años la acción corrosiva del veneno que una pila china, berreta como todo lo chino, había soltado en su mecanismo, intentando destruírlo como el cáncer destruirá algún día mi organismo.
"...y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes..."
Y sobrevivió, el muy perro sobrevivió, resultó ser un buen regalo de alguien que, dos semanas después que su regalo volviera a pasearse prendido a mi muñeca, decidió decir chau y para siempre. Alguien importante en mi vida, a quien apenas llegué a conocer, pero que admiré desde siempre, que un día y casi que por casualidad me regaló su antigua esclavitud humana de tener que fijarse en la hora. Un hombre viejo no necesita del tiempo, porque lo que no tiene es, justamente, tiempo.
Y casi que por acción del destino volví a pasearme obsesionado porque me faltan cinco minutos, aún tengo una hora, en quince estoy. "... ,te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico."
Quien sabe, hoy en día, tener reloj no es símbolo de Status, la gente de Status mira la hora en su Iphone 3G, la gente de Status tiene tiempo de sobra, porque ellos nos inventaron el tiempo, para los que no lo tenemos aprendamos a administrarlo.
Hoy en día tener un reloj, un aparato inútil y molesto en la muñeca es símbolo de algo inapresable, la permanencia de los recuerdos, el gesto impulsivo de mirar la hora cada cinco minutos, consultar y controlar que esté bien, sonreír patéticamente al darnos cuenta de lo parecido que escribimos a Cortázar. Hoy en día, soy todo Julio.
"Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes."





". No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj" - J. C.

Cuando ya estaba más que acostumbrado a la idea de consultar la hora en mi celular, decidì rescatarlo del abandono del fondo del cajón e invertir el equivalente a diez dólares en una correa nueva, de cuero y una pila decente, de esas con garantía. "Un milagro" dijo su médico, había sobrevivido a no menos de cinco años la acción corrosiva del veneno que una pila china, berreta como todo lo chino, había soltado en su mecanismo, intentando destruírlo como el cáncer destruirá algún día mi organismo.
"...y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes..."
Y sobrevivió, el muy perro sobrevivió, resultó ser un buen regalo de alguien que, dos semanas después que su regalo volviera a pasearse prendido a mi muñeca, decidió decir chau y para siempre. Alguien importante en mi vida, a quien apenas llegué a conocer, pero que admiré desde siempre, que un día y casi que por casualidad me regaló su antigua esclavitud humana de tener que fijarse en la hora. Un hombre viejo no necesita del tiempo, porque lo que no tiene es, justamente, tiempo.
Y casi que por acción del destino volví a pasearme obsesionado porque me faltan cinco minutos, aún tengo una hora, en quince estoy. "... ,te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico."
Quien sabe, hoy en día, tener reloj no es símbolo de Status, la gente de Status mira la hora en su Iphone 3G, la gente de Status tiene tiempo de sobra, porque ellos nos inventaron el tiempo, para los que no lo tenemos aprendamos a administrarlo.
Hoy en día tener un reloj, un aparato inútil y molesto en la muñeca es símbolo de algo inapresable, la permanencia de los recuerdos, el gesto impulsivo de mirar la hora cada cinco minutos, consultar y controlar que esté bien, sonreír patéticamente al darnos cuenta de lo parecido que escribimos a Cortázar. Hoy en día, soy todo Julio.
"Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes."






Update: Definitivamente, el reloj era una basura, me lo dijo otro relojero con mejor experiencia y herramientas.

Recuperando lo Viejo

Cosas de mi blog interno, de Windows live, por si a alguno le interesa

Jueves de Noche
Se sorprendió al descubrir que lo que había imaginado (el viento frío de la noche abatiendo la llama del encendedor al intentar encender su cigarro, en ese estilo invisible y personal que a ella le fascinaba) había sido sustituido por una calma y una claridad lunar que no esperaba. Encendió sin problemas el tabaco armado y luego contempló el cielo nocturno que ya conocía de memoria, desde antes de pisar por primera vez ese lugar. Caminó los cien metros, buscando alargar el trayecto y apurando las pitadas al tabaco suave y apretado, más por no desperdiciar tiempo y energías en combatir el frío de sus huesos que por fomentar una leyenda, la misma que lo había llevado a comprar un paquete de tabaco barato (las hojillas ya las tenía, sin recordar muy bien para qué) y mirarse como en perspectiva, caminando a través del paisaje iluminado con la claridad gris de la luna. Se sintió nostálgico, necesitado del abrazo y la caricia en la penumbra, el cuerpo y la ansiedad, las ganas de proteger. Se sintió, a sus veintidós años, abandonado en ese lugar sin saber muy bien porqué, de una vez y para siempre, definitivamente vivo. Pero el estar vivo no era responsabilidad suya, se sentía vivo porque ella lo había querido así.-

jueves, 18 de marzo de 2010

Teorías Conspirativas

-Si agarrás una foto del atentado de las torres gemelas, o te descargás el video de Taringa.net, hacés una ampliación a escala 1/25, te vas de camping y usás esa gigantografía como lona de la Carpa, seguro viene el ejército Yanqui y te secuestra, te meten en una prisión secreta en Kuala Lumpur, te lavan el Cerebro, te ponen una mochila y te mandan a la franja de Gaza como kamikaze, porque seguro que eso de los Palestinos suicidas es un complot entre Israel (genocida) y Estados unidos de norteamérica (Imperialista) para masacrar al pobre pueblo Palestino, Que vive y lucha.

-Si sos Hincha de Nacional (para un hincha de Peñarol) sos puto.

-Si sos Hincha de Peñarol (para un hincha de Nacional) sos puto.

-Huidobro es Facho.

-Durante los años sesenta se hizo un experimento secreto en la URSS, consistente en clonar revolucionarios latinoamericanos. El único que no lo quiso hacer fue Ernesto "Che" Guevara, por eso lo mataron en Bolivia. Pero sí lo hicieron Fidel Castro y José Pepe Mujica, por eso son tan longevos, porque EN REALIDAD tienen 50 años y los maquillan de viejos. Es más, los clones se dieron cuenta de que sus modelos llevaban al fracaso y la miseria y proponen ideas contrarias a las de sus genes originales. Se puede clonar una persona, pero no sus ideas, lo sabe cualquiera que haya leído "Brasil", de Ira Levin...

-Cacho Bochinche no existe, es Chichita vestida de Hombre.

-Chuck Norris no existe, es el Ruso Pérez que lo maneja desde la Play Station.

-Usando Champú Sedal para Morochas que bailan y patinan, jugo Tang de Tamarindo, Uva y Mezcal, y cinco litros de Leche Conaprole con Omega 3 y hormonas de orangután, se logra un poderoso pegamento con el cual se fijan todos los afiches que hay en Montevideo.

-Bob Esponja es gay.

-Me avisan acá que eso ya lo sabe todo el mundo.

-Aguante Bob Esponja.

-Put"··$232@#@#

-Peren que voy a trompear a alguien.

-Volví. (me duele un ojo, pero cómo le quedó el puño)

-Juan Ramón Carrasco tiene un estadio con su nombre en Sarandí Del Yi. Con ese dato como que estaríamos justificando el Ego de JR y explicaríamos un montón de cosas...

miércoles, 27 de mayo de 2009

Taringa!

Por una de esas cosas extrañas decidí publicar lo siguiente en Taringa!
En menos de dos minutos lo habían borrado por acumulación de Denuncias
Si ellos no lo quieren, pues bien, me sumo a la cruzada antitaringa!

MANUAL DE ESTILO PARA POSTEAR EN TARINGA
-No postearás nada original, siempre pondrás cosas copiadas de otros blogs, otros boludos ya se tomaron el trabajo de subir un disco o una película a Rapid o Mega Share.

-No te hagas problema si alguien se queja o escribe post insultantes en sus blogs, total, todo el mundo ya sabe que Todo está en Taringa!
-Vivirás con tu vieja, o tendrás 30 años, o serás metalero o empleado en un delyvery, o todas esas cosas juntas.
-Dirás "puntines" en vez de "puntos".
-Dirás "Megagarcha" en vez de "Megashare".
-Dirás "Grosso", Genio y pondrás el macaquito con el cartel de "BUEN POST" cada vez que un post te gusta.
-Pondrás caritas en tus comentarios, como si fuera el messenger.
-Reclamarás "puntines" porque con ellos te alimentas, pagas tu alquiler y te hacés popular.
-En tu perfil pondrás la foto de algún personaje animado, preferentemente Japonés. Si es un gif robado en un foro de manga, mucho mejor.
-No tendrás idea de como se maneja el Inicio en modo seguro, pero darás consejos acerca de virus como si fueras un experto, porque para algo hiciste ese post, no?.
-Tergiversarás, Opinarás e Insultarás cualquier post que no sea condescendiente con tu banda favorita.
-Harás post acerca de como postear.
-Lucharás denodadamente por ser Full User, así tengas que ir a robarle posts a la página del gordo Casciari (Espoiler).
-La rolling Stone Será tu enemiga número uno.
-Copiarás listas incompletas de la página de la Rolling Stone.-Insultarás a la gente que escribe en la Rolling Stone.
-Darás cuenta de todo lo que pasa en la página de la Rolling Stone.
-Comentarás acerca de una nota sobre la evolución del precio de la lechuga como si fuera una cuestión ideológica de vida o muerte.
-Pier es la banda más grande que hay-Pier es una copia reeee trucha de los Redondos.

lunes, 23 de febrero de 2009

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Por fin pude descolgar lo que mi amigo “ЖҜ٨₪╚⌂” (Trotti III) había dejado en el servidor intergaláctico. Era la música más representativa de su galaxia, según él, musical y espiritualmente. Tardé mucho en descargar el material, por más que lo había dividido en cientos de trozos de no más de 24 kb.
Estaba a años luz de la tierra y a veces la conexión intergaláctica no era demasiado estable. Mi amigo ЖҜ٨₪╚⌂ (mejor Trotti, no?) vive por la zona de las estrella más alta de la cruz del sur (aparentemente, Beta Centauris), entre nuestra galaxia y la de él hay un par de agujeros de gusano que le permiten ahorrar siglos de intentos de contacto a través de ondas de radio.
Solemos intercambiar opiniones acerca de nuestros respectivos planetas (él, con una mente muy superior a la mía, logró desentrañar mi lenguaje, también dice que puede contactarse con un chimpancé y un delfín). No conozco su aspecto físico (intentó mandarme de su luna de miel, así conocía también a su esposa) pero no encontré ningún software terrestre que detecte el formato de su archivo (escrito, por otra parte, en un lenguaje de carácterísticas geométricas, y no gramaticales) .
Con la música no fue tan difícil, el sonido y la luz son universales, y ellos trabajan en un sistema similar al utilizado por las primeras consolas digitales que hubo sobre el planeta tierra.
Me contó que en 1980 (año de la tierra), cuando yo nací, para él sólo pasaron un par de meses, llegaron ondas residuales realmente deformadas de una canción de Bob Dylan, me dijo que le había parecido bonita y quería tener algo más.
Acepté gustoso, no sé como, pero logró interferir un satélite francés, que nos sirve de nexo con el servidor intergaláctico (ubicado a las puertas de uno de los mencionados agujeros de gusano).
Le pedí lo mismo a él y mientras tanto me dispuse a hacer la selección de canciones para enviárselas.
Me preocupaba, primero que nada, qué representaba para los suyos el concepto de “Derecho de autor”, tal vez su moral no aceptara el hecho de que el autor no percibiera lo correspondiente por su obra y su difusión fuera de la tierra, y me perdiera de una posibilidad única de hacer intercambio cultural con un ser de otra galaxia.
Me contó que a él le pasaba lo mismo, que había ido a consultar a la asociación de autores de su planeta, y les comentó que había establecido contacto con alguien de un planeta llamado “Tierra” y quería hacerle llegar la música de ese lugar. Lo trataron de loquito y lo mandaron de vuelta a su casa.
Así que decidimos evadir todos esos aspectos.
¿qué idea se le puede dar a un ser de otra galaxia acerca de la creación musical en este planeta? Con toda la variedad de estilos, tendencias, géneros, subgéneros, intérpretes y compositores, lo más probable es que no llegara a comprender ni con 500 canciones lo que es la música en la tierra.
Si quería hacerle conocer a quienes habían cambiado las reglas de juego, debería hacerle escuchar a Robert Johnson, a Mozart y a Kraftwertz. Si quería que se hiciera una idea acerca de la relación de los músicos con la musa esencial: las mujeres, debería hacerle comprender: “Love Me Do”, pero también “Like a Rolling Stone” y “Baby Please Don´t Go”. Como la tarea era ciclópea decidí simplemente hacerle llegar algunas cosas que me gustaban a mí, opté tomar 20 de la larga lista de canciones que siemprte me han gustado.
Así que le envié temas de Mozart, Carlos Gardel, Rolling Stones, Buddy Holly, Chuck Berry; The Ramones, Bob Dylan, Joni Mitchell, Led Zeppelin, Black Sabbath, Robert Johnson, Ray Charles, Louis Armstrong, The StraitJackets, Nirvana, The Cure, Chavela Vargas, Leo Masliah, Radiohead y Queen.
Después estuvo todo el problema de decodificarlo a un formato que él pudiera captar (me dijo que sus oídos ocupaban el 20% de su cuerpo). Especificaciones técnicas que no vienen al caso (incluso le pedí ayuda a un ingeniero de sonido), por fin pude compaginar todo y enviárselo.
El material no llegaba a pesar 5mb (una enormidad, considerando la distancia).
En este momento no puedo (ni me interesa) escuchar lo que recibí de parte suya y logré escuchar.
Intercambiamos elogios por pura cortesía (sutilmente me hizo saber que había visto un video de Shakira y que quería que le pasara algo) y en reconocimiento del trabajo llevado a cabo.
Para la próxima le encajo lo que tengo a mano de cumbia villera, qué también, Marciano Salsero!

martes, 20 de enero de 2009

Qué necesidad!

Extraído del "Semanario de la Farándula"
Sabido es que la Diosa Escultural Scarlett Johansson ha editado un disco con canciones del
músico estadounidense Tom Waits.

Le hicimos una entrevista al autor de estas canciones.


Entrevistador: Tom, qué opinás del hecho de que una diva como Scarlett haga un disco con canciones tuyas?

Tom Waits: ...

E: Ey!, Tom, donde vas?, vení acá, que todavía no terminó la entrevista!!!

Esta es la foto que le sacamos a Tom una vez realizada la primer pregunta, no volvimos a tener contacto con él... :(
Declaimed: La foto han sido publicadas sin consentimiento del autor, como seguramente tampoco lo tiene el disco de la Scarlett. Estaba buena para hacer una broma nomás, chas gracias por no denunciar

martes, 21 de octubre de 2008

El Héroe

Ayer por la tarde, al doblar una esquina, me crucé con mi héroe.
No era como yo lo recordaba, ni tampoco como mi imaginación lo había construido. En ninguno de los libros que narraban sus aventuras, ni en los documentales que desmenuzaban paso a paso y con objetividad su historia personal, con testimonios de familiares y amigos hablando de su vida y de sus anécdotas más divertidas o definitorias de su personalidad, algunos incluso naufragando en sus palabras ante la certeza de su indescriptible ser, porque él era El héroe, ni las películas rodadas con actores que acentuaban su gallardía, su galanura, su arrojo, su humanismo sin concesiones, ni en los pósters que colgaban de mis paredes representando su gesto y ademanes más conocidos, en ninguna de esas imágenes lo mostraban como yo lo veía en ese momento.
Mi héroe estaba viejo, cansado, arrastraba los pies, había engordado, sus ojos ya no tenía aquel brillo vivaz y su mirada se dirigía continuamente al piso, preocupado en no pisar baldosas flojas que contuvieran agua, caminaba con lentitud, apoyándose en un bastón con la izquierda, en la derecha llevaba una bolsa de polietileno blanca, algo arrugada y sucia, con algo pequeño e insignificante en su interior.
Mi héroe habrá reparado en mí, yo llevaba una remera que lo representaba más joven, en alto contraste, escuchaba en mis auriculares un programa de radio que lo homenajeaba en esos momentos, miraba hacia arriba, hacia el cielo, como seguramente hubiera hecho mi héroe, y, sin dirigirle siquiera una mirada de admiración, dejé atrás al anciano que había sido, y aún lo era, mi Héroe.-

Diálogo entre mi Yo y mi Superyo

- Hay demasiada muerte y violencia en le mundo, no quiero escribir sobre eso.
- Andá, panfletario.
- A quién le decías panfletario? Rajá de acá, ¿Quién te llamó?
- No puedo irme porque soy tu conciencia, y puedo meterme cuando se me de la gana.
- No jodas, además no soy panfletario, todo el mundo escribe de lo que vive.
- ¿Cómo por ejemplo?
- Bukowski, ese vivió escribiendo de lo que vivía
- No me jodas, Bukowski era solo un viejo borracho, escribía bien sólo estando borracho, y además no pensaba en lo que escribía. Los grandes no necesitan escribir lo que viven.
- Onetti sí, él era un grande y escribía de lo que quería escribir, en El Pozo lo hacía.
- Onetti leyó demasiado, era eso, se sobraba para escribir cualquier cosa que se le cantara en las pelotas, Faulkner era un grande.
- Era sí, pero te marea, todo el tiempo saliéndose del contexto y volviendo a entrar, te vuelve loco.
- Pero SABÍA volver, no como el pelotudo de García Márquez que se puso a copiarlo y así le fue
- Un premio Nóbel.
- El premio nobel es como los Oscar, unos mangos y una medallita Demasiado prestigiosa para mostrarle a los amigos.
- Pero ahora se están poniendo las pilas, están dándole premios a pila de desconocidos.
- Un sudafricano, un par de Iraníes, un asiático, y una veterana que vive rodeada de gatos, eso se llama “Políticamente Correcto”
- Mirá que sos maldita.
- ¿Por?
- Me acabás de arruinar la posibilidad de ganar el Nobel.
- No jodas, si ya no se lo dieron a Onetti, nunca más nos dan un Nobel, estamos en el culo del mundo cultural, mucho: “Ay, qué bien los uruguayos, tenemos autores a las altura de Norman Mayler pero nadie nos da bola”, y si no nos dan bola es porque somos unos copiones, eso somos. A lo mejor hasta Felisberto Hernández se parezca a algún escritor que no conocemos pero seguro ganó un Nobel.
- Andá cagar, igual no me iban a dar el Nobel.
- No seas malo, y si querés que te lo den no publiques esto y ta!
- Ni en pedo, si todos empiezan a pensar que estoy loco, sabes como vendo libros?
- Acá eso no rinde, nunca va a ser negocio la locura ajena, prefieren ver tetas y culo.
- Estás siendo panfletario.
- Es verdad, sabés qué, parecés autista, me chupás las ideas
- Tenés razón, soy un vampiro de ideas Autista
- Y mentiroso, sos cualquier cosa menos Autista
- Ufa
- Bueno, me fui!.-

viernes, 10 de octubre de 2008

La máquina de pensar en Gaby

Plagio (descarado) a Mario Levrero (evítense adjetivos tales como: "monstruo", "Maestro", "Genio", "Ídolo", o similares)


Antes que el sueño me dominara hice, tendido en la miserable cama con el colchón gastado, mi habitual recuento mental del estado del apartamento, para evitar que, ante cualquier emergencia, despavorido, intentara moverme en la madrugada en un terreno que no conocía.Las sábanas recién lavadas ondeaban en la azotea angosta, cual mariposas nocturnas de enormes alas. En el baño agonizaba, intoxicada con una sobredosis de insecticida, la última de las trescientas mosquitas de la fruta que habían invadido el apartamento y a las que no tuve más remedio que eliminar. La heladera guardaba el último litro de leche y un trozo de dulce de membrillo, y poca cosa más (mayonesa, ketchup, salsa de soja y algo de mostaza). En la pileta de la cocina los platos se amontonaban sin lavar, y la cocina a gas también presentaba un aspecto de mugre antigua, salpicada de fritura, salsa de tomate y cebolla calcinada. El lavarropas estaba detenido, el microondas desenchufado, en la habitación de al lado todo estaba apagado, salvo el radio reloj, programado para encenderse a la hora habitual y la máquina de pensar en Gaby estaba funcionando defectuosamente, se paraba y volvía a encenderse con un crujido y un ruido de fuelles internos derrumbándose, las fallas eran notorias y en cualquier momento dejaría de funcionar.En mi habitación todo era normal, la puerta del ropero entreabierta para poder meterme más fácilmente al pasadizo secreto que era mi salvación, la ropa depositada sobre la silla de hierro, los zapatos al lado de la cama y el interruptor de la veladora a mi alcance.A la madrugada, sentí un chasquido en la habitación de al lado y de inmediato me faltó el aire. La máquina de pensar en Gaby había estallado y mi corazón se rompía desde adentro.-
Para ella.-

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Dionisio

¿Recuerdas ahora, Climneptra, aquella época?. Tú eras joven y briosa, y danzabas en el círculo mayor, el que él miraba con tanta atención, festejando cada salto, cada nuevo giro que solíais dar, cada temblor de esos cuerpos gráciles, excitados por el vino, que danzaban al compás de címbalos, siringas y caramillos, y elevaba su copa al cielo nocturno y bebía de a grandes sorbos. Tú eras joven, y caminabas con ágiles pasos y te internaste en la penumbra acogedora de un bosquecillo de arbustos y me tiraste en el suelo y yo caí en un lecho de hojas y nos fundimos en un abrazo mientras la música, los gritos de las donisíacas y el calor de la hoguera nos llegaba como algo lejano y por completo ajeno a nosotros dos, que nos amábamos. Yo era un simple campesino que cuidaba una tierra que mis padres me habían dejado, como único legado, antes de que Caronte los llevara en su barca. Yo era un simple campesino que esa mañana me había levantado con la certeza de haber tenido un sueño que entonces no recordaba, pero que se fue haciendo más claro a medida que me iba llegando una música alegre que puebla nuestras noches de verano y aparecía por el camino de Atenas todo un cortejo de estrambóticas criaturas: hombres con pies pequeños y piernas peludas, muy peludas, jóvenes mancebos, imberbes muchachos adónicos que se comportaban como gráciles doncellas y le hacían honores al joven que los encabezaba, un ser bajo y robusto que caminaba con paso seguro, con barba y, puedo jurarlo, cuernos de chivo, yo sé que esto podría parecer extraño pero en su frente se destacaban dos pequeños chichones, como cuernos, que le daban a aquel ser un aspecto salvaje y montuno.